Nota del autor

El contenido de este blog es indecente, incluso blasfemo... si alguien teme ver herida su sensibilidad, su identidad sessuá o su afiliación política que prescinda, directamente, de su lectura.
Su objetivo es recopilar "totonterías" que circulan por la red, de más o menos actualidad, para arrancar sonrisas de buen rollito.

lunes, 15 de febrero de 2010

Un joven intenta la autofelación, la consigue... ¡Y se vuelve del revés!


La contemplativa naturaleza interviene a veces, en forma de azar, para frustrar a aquel lo bastante tenaz para desafiar sus más esenciales normas. Es lo sucedido a V.P.M., de Burjasot, Valencia, cuya identidad desea ser protegida por su muy respetable familia, los Pérez Mandonguilla, para salvaguardar la memoria de su hijo Vicentet.
De natural curioso en el ámbito de la autoexploración, Vicentet —perdón: V.P.M.— era un cachondo compulsivo al que ni la moralista educación inculcada en un colegio del Opus, ni la terapia de electroshocks a la que le sometieron en plena pubertad, le impidieron tomar una gran afición por el autoerotismo.
Reprimido en su hogar, compartía en Internet sus experiencias y logros. Al mito de la autofelación consagró, con gran sacrificio y admirable tesón, las muchas horas y años que otros jóvenes, desencantados, dedican a buscarse a alguien que les practique la felación por ellos. Sus padres nunca comprendieron su obsesiva afición por el yoga, ni aquellas visitas al médico de las que siempre regresaba más delgado y con «costillas de cordero» para la cena.

El pasado sábado, 6 de febrero, Vicentet saboreó el triunfo. Sus padres acudían a una manifestación organizada por el Partido Popular bajo el lema «Los bisexuales no es que estéis medio bien, es que sois el mal duplicado». Lo que sucedió esa tarde en casa de los Pérez Mandonguilla, lo sabemos por la autopsia. Hubo estiramientos. Baladas de Bustamante. Vicentet se dobló como un peluche, en posición fetal. Ignoramos si llegó a consumar el acto. Sí imaginamos que, en efecto, debe de ser un momento malísimo para que te venga un estornudo. La convulsión le hizo engullirse a sí mismo entero. Sus padres lo encontraron hecho un ovillo y vuelto del revés como un calcetín.

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